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Aruba: La isla feliz del Caribe que te va a enamorar

Cada encuentro, cada momento, cada viaje que hacemos con Donato es absolutamente mágico y diferente. En esta oportunidad, el destino lo habíamos elegido juntos, o quizás, como solemos decir: "nos eligió el destino". Emocionados como niños de descubrir Aruba, la pequeña y bella isla caribeña que emerge maravillosa frente a las costas de Venezuela, nos encontramos en el aeropuerto. Mientras yo, me encargaba de los trámites, Donato, con su sonrisa característica, se sacaba decenas de fotos con sus fans.

Un vuelo rápido nos llevó a Panamá, y de allí conectamos con otro vuelo directo a Aruba. Cuando bajamos del avión, nos recibió la primera de las miles de sonrisas que abundan en Aruba. Jhonatan, nuestro guía para esta aventura, uno de esos arubianos que hacen que ya solo por las personas que la habitan, valga la pena conocer esta isla que hasta hace poco tiempo fórmara parte de las Antillas Holandesas.

Al pisar Aruba, una cálida brisa marina y el aroma a coco nos envolvieron. El Renaissance Wind Creek Aruba Resort, nuestro hogar durante estos días, nos ofreció una vista espectacular del mar Caribe. "¡Este es el tipo de lugar donde uno se desconecta de todo!", exclamó Dona, mientras se entregaba a la dulce y placentera tarea de disfrutar de la piscina del primer piso. Luego de un reparador descanso nos encontramos con nuestros compañeros de viaje Chris Carpentier, un chef internacional que nació en Chile y ahora vive en Colombia y que trabajo junto a Dona en la señal Gourmet, junto a él viajaba José Luis, también chef, pero fundamentalmente un colombiano de pura cepa, tan agradable y simpático que hizo de nuestra estadía en Aruba un verdadero placer. Todos juntos fuimos a Caya, un restaurante pequeño con una atmósfera bohemia y una carta que celebraba los sabores locales.


Los sabores de Aruba

El segundo día fue una inmersión completa en la cultura arubiana. En Zeerovers, una auténtica aventura culinaria nos esperaba. Donato, siempre dispuesto a aprender nuevas técnicas culinarias, se unió a los pescadores y cocineros locales para preparar el pescado. Pero lo increíble fue que primero lo tuvimos que pescar y luego limpiar usando las técnicas de raspado que vienen de generación en generación. Entre bailes y risas, terminamos comiendo en la punta del muelle, mientras el mar jugaba a la eterna indecisión de ir y regresar.

Para la cena, nos reunimos con todo el grupo en el Lima Bistro, un restaurante ubicado en el corazón de la ciudad. Su ambiente acogedor y su menú, que fusiona la cocina peruana con toques locales, nos cautivó. Donato quedó especialmente impresionado por el ceviche de pescado fresco, preparado con ingredientes de la isla.

Una isla picante

Un desayuno con vista al mar, y ya estabamos listo para visitar Aruba Heat, la fábrica de salsas picantes de la familia Ruiz. Fue una experiencia única aprender sobre el proceso de elaboración de estas salsas y probar diferentes variedades. Donato, amante de los sabores intensos, quedó fascinado con la variedad de chiles y especias utilizadas. Fue una experiencia tan divertida, que teniendo dos jurados de Masterchef, no podíamos irnos sin dejar el veredicto de los jurados, que por supuesto halagaron a las cocineras y al dueño de la fabrica

A media mañana visitamos The Old Cunucu House, participamos en una clase de cocina donde aprendimos a preparar platos tradicionales como el keshi yena. Donato, con su creatividad, le dio un toque personal a la receta, incorporando algunos ingredientes que había probado en otros viajes. "Creo que le puedo agregar un toque de curry para darle un sabor más exótico", sugirió.

Por la tarde, nos esperaba un paseo en barco, que nos llevaría hasta un punto precioso donde hicimos snorkeling.

Por la noche, tuvimos una cena inolvidable en el Hotel Infini. Este exclusivo restaurante, con capacidad para solo 12 comensales, nos ofreció una experiencia gastronómica única. El chef Urvin Croes, un apasionado de la cocina arubiana, nos deleitó con una serie de platos que celebraban los sabores tradicionales de la isla. Cada bocado era una explosión de sabores y aromas, y el servicio impecable hizo que la velada fuera aún más especial. Donato quedó sorprendido por la atención al detalle y la búsqueda de ingredientes locales y frescos. La filosofía del chef Urvin se centra en rescatar las raíces culinarias de Aruba, utilizando productos de temporada y técnicas ancestrales.

Una de las características más lindas de la isla, es la alegría y buena onda de sus casi 125 mil habitantes. En algún momento hasta nos propusimos un desafío, encontrar a un arubiano de mal humor, por supuesto perdimos. Son personas super agradables, felices, serviciales y dispuestos a ayudar a propios y extraños en todo momento.

Para finalizar nuestra aventura, realizamos un tour en bicicleta por los senderos que serpentean a la vera del mar, con algo de esfuerzo llegamos al faro, nos sentamos en una roca, pedimos dos cocos helados, y entre suspiros de fatiga y alegría contemplamos maravillados la silueta delicada, rica y majestuosa de Aruba, una isla a la que no vamos a olvidar.

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Martin Rubinetti

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