Región de La Araucanía - Chile VOLVER
El nuevo Valle Corralco Hotel & Spa ofrece un balance perfecto entre servicios de alto nivel e integración con el ambiente, en uno de los más jóvenes centros de esquí de Sudamérica
La Reserva Nacional Malalcahuello-Nalcas es un
bellísimo enclave natural en la Región de la Araucanía, que abarca 17530
hectáreas de bosques, escoriales volcánicos, volcanes, donde se protegen la
vizcacha de montaña, el halcón peregrino, culebra de cola corta y ranita de
Darwin, además de especies arbóreas como la araucaria y el ciprés de la
cordillera .Y así como la reserva se percibe alejada y prístina, solo 120
kilómetros la separan del aeropuerto de Temuco, que recibe 8 vuelos diarios
desde Santiago de Chile. Ese mix de accesibilidad, servicios a la altura del
turismo moderno y un contacto privilegiado con la naturaleza se encuentran en
el nuevo Valle Corralco hotel & spa, un flamante alojamiento de 54
habitaciones destinado a convertirse en el corazón del Corralco Mountain &
Ski Resort.
Esta estación de
esquí es una de las más jóvenes de Sudamérica. Nacida hace 8 años, Corralco
se ubica estratégicamente en las laderas del volcán Lonquimay, con una base
asentada a los 1480 metros de altura sobre el nivel del mar y un punto máximo
de 1900 m.s.n.m. Abundantes nevadas y una orientación ideal respecto del sol le
dan al cerro una excelente calidad de nieve y una temporada que suele ir hasta
mediados de octubre. Tiempo que permite disfrutar plenamente de sus 500 hectáreas
esquiables y 18 pistas de diferentes niveles de dificultad: desde una zona de principiantes
ancha y de poca inclinación, hasta circuitos para avanzados con grandes
pendientes y dificultades, pasando por un sector medio que se asemeja a un gran
half pipe.
Sin dudas, lo que estaba faltando en este paraíso por descubrir era un hotel
que estuviera a la altura de su entorno. Siguiendo el Master plan de desarrollo
del cerro, este año abrió sus puertas el Valle Corralco Hotel & Spa. Se
trata de un alojamiento pensado desde el inicio para armonizar con el ambiente,
minimizando impactos pero también integrando su diseño al cerro. Su moderna infraestructura
incluye 54 habitaciones confortables, distribuidas en dos pisos diseñados
cuidadosamente con una cálida arquitectura que une materiales nobles como
madera y piedra; y que dispone de amplios espacios comunes para reunirse y
compartir los días de invierno junto a las chimeneas.
Este espíritu de armonizar con el medio se traduce también en medidas
que quizás puedan pasar inadvertidas, pero que hacen a la vida del hotel. Por
ejemplo, electricidad y agua caliente se logran a partir de cuatro turbinas que
gas, que emite mucho menos CO2 que otros sistemas y que evita riesgos de
derrames como en otros casos. Además, el hotel cuenta con luces de led que
disminuyen el consumo de energía en un 50%; y por supuesto, los desechos se
tratan con la regla de las tres "R": reducir, reutilizar y reciclar. Esto es
algo que solo el viajero atento podrá notar. En cambio, hay otras novedades que
son evidentes. Como la calidad de su restaurante principal, el Valle de
Corralco, a la vez exclusivo y familiar y con una agenda que mezcla la cocina
con el entretenimiento: preparaciones en vivo durante los desayunos, cocina de
autor en almuerzo y cena, noches temáticas de jueves a sábado, platos
especialmente diseñados para niños y los más deliciosos postres realizados en
base a ingredientes locales. Este aprovechamiento de los recursos de la zona se
traduce en el uso de especias como Merkén, Vinagrillo, Changles, Digueñes y
Chascu, tradicionales en la gastronomía de la región.
Asimismo, el Bar, así a secas, es otro espacio para combinar relax y delicias
en el hotel. Con el énfasis puesto en una amplia carta de vinos chilenos e
internacionales, es el espacio para disfrutar un cóctel al regresar de las
pistas o para disfrutar una cena liviana de cara al paisaje del Parque Nacional
Malalcahuello.
La oferta de gastronomía del resort se completa con el restaurante Zorro con Botas, ubicado en la cota de 1480 y pensado para hacer un break durante la jornada de esquí. Aquí las ventanas regalan postales del Lonquimay, mientras la carta va desde los snacks a las creaciones gourmet al mediodía, a la pastelería y cafés durante la tarde, ideal para calentar el cuerpo justo antes de la última bajada. Sabiendo, además, que al final de las pistas habrá en el hotel un jacuzzi a la espera del esquiador en busca de reposo.
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